Historia y evolución de las lentes de contacto

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El descubrimiento y su evolución

Las lentillas o lentes de contacto son uno de los inventos más ingeniosos y útiles de la historia. Por lo general nos parece simple, pero en realidad es algo casi mágico que requirió muchos años de desarrollo e investigaciones.

Para que os hagáis una idea de lo increíble de esta invención, fue Leonardo da Vinci allá por el año 1508 el que realizó los primeros bocetos. Leonardo ideó unas lentes de contacto de cristal con el fin de neutralizar la superficie irregular del ojo. En su manuscrito sustituía la córnea irregular del ser humano por otra nueva superficie de refracción mediante una esfera llena de agua.

Más tarde Descartes diseñó una lente con un menisco de agua impuesto con el mismo fin, pero sin apoyo directo en el ojo. Las lentes de contacto de vidrio eran muy pesadas y su fabricación de muy alto coste ya que era cristal soplado. Los bordes a veces causaban daños corneales, eran poco tolerables y se rompían con facilidad. Aun así, se popularizó su uso.

En los años 30 se fabrica por primera vez en Estados Unidos las primeras lentes de polimetacrilato transparente ó PMMA, que son las lentes rígidas y relativamente permeables. Este material es mucho más tolerable, fino y abrió camino a un uso soportable de las lentes.

En los 50 llegaron los hidrogeles o lo que se conoce actualmente como lentes blandas. Estas lentes eran completamente diferentes a las rígidas por el paso de oxígeno a través de la lente hasta la córnea consiguiendo así un mayor confort.

En 1980 el oftalmólogo Michel Bay ideó un proceso de fabricación que permitía abaratar mucho más los costes y su patente fue comprada por el laboratorio Johnson & Johnson por una gran cantidad de dinero. 7 años más tarde Johnson & Johnson hizo historia lanzando la primera lente desechable quincenal llamada ACUVUE, con un éxito absoluto. El cambio frecuente mejoró mucho la comodidad y la salud visual de los usuarios y desde entonces los demás laboratorios de productos visuales han seguido investigando para lanzar productos similares.

Hoy en día los pacientes tienen a su disposición una amplia selección de lentes de contacto con las que poder alcanzar una adaptación óptima para cada tipo de ojo. Hay diferentes parámetros para los distintos tamaños y diferentes propiedades para las necesidades de cada usuario. Actualmente se puede corregir tanto la hipermetropía, el astigmatismo, la presbicia y por supuesto la miopía.

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Hidrogeles de Silicona

Lo último en confort y comodidad en lentes de contacto son las llamadas Hidrogeles de Silicona. Puedes disponer de ellas tanto para uso diario, quincenal o mensual. El principal factor a tener en cuenta a la hora de elegir una u otra es el tiempo de uso, la motivación de cada paciente y su rutina diaria, al igual que profesión.

La principal diferencia entre un hidrogel y un hidrogel de silicona es que los hidrogeles de silicona se endurecen al quedarse sin líquido (cuando se secan), pero vuelven a ser flexibles de nuevo al recibir agua, lo que la hace extremadamente cómoda, más tolerable, aumentando así el tiempo de uso y mejorando la salud ocular al estar hidratada por la lágrima. También secan menos el ojo al permitir más paso de oxígeno a través de la lente, lo que la convierte en la mejor opción para profesionales que utilicen ordenadores o pantallas de cualquier tipo. Los bordes de estas lentes son más delgados, las lentes más limpias y la superficie más suave haciendo que los ojos estén más blancos y con un aspecto más saludable.

Cuidado y consejos

Todas las lentes de contacto se asientan en el ojo, por lo que la cantidad de oxígeno que llega a la córnea es baja (hipoxia) y se pueden producir una serie de molestias o incomodidades como puede ser ojo rojo, inflamaciones de córnea y en casos extremos infecciones oculares.

La lente de contacto requiere un alto grado de responsabilidad por parte del usuario ya que ha de llevar una higiene extrema y tener paciencia en su adaptación, por lo que es importantísimo que el usuario esté motivado.

También hay que tener en cuenta que el sentido de la vista es un sentido muy sensible a los agentes medioambientales, a las deficiencias en su cuidado y a la nutrición y salud del usuario, sobre todo si se sigue un tratamiento farmacológico, ya que muchos fármacos provocan sequedad ocular. Una buena lágrima artificial contribuye a tratar los síntomas de sequedad ocular y una toallita ocular favorece la limpieza e higiene palpebral.

Una de las principales razones por las que se recomiendan las lentes diarias es que no hace falta usar un método de limpieza y/o de mantenimiento, lo que la hace idónea para niños, deportistas o usuarios esporádicos, ya que abren una lentilla nueva cada vez que tengan el deseo de ponerla y la desechan cuando le lleguen la hora de quitarla.

Hay que saber que en el caso de las mensuales los 30 días cuentan desde que se abre el precinto de la lentilla y no por los días de uso. Mientras no se usen tendrán que permanecer inmersas en su líquido de mantenimiento, algunas veces algo reactivo para el ojo, sobre todo en casos de ojo seco o sensible. Es decir, que también el sistema de mantenimiento requiere un proceso de adaptación hasta dar con el adecuado.

En nuestra óptica trabajamos con los más importantes laboratorios, entre ellos Johnson & Johnson, Alcon, Cooper Vision, mark’ennovy y disponemos de cuatro optometristas que pueden seleccionar y adaptar las lentes de contacto adecuadas para cada caso.

Os animamos a convertiros en usuarios de lentes de contacto y a los que ya lo sois, que sigáis confiando y disfrutando de las ventajas que estas les ofrecen: ampliación del campo visual, ausencia de aberraciones y sobre todo el uso simultáneo de la lente y el propio ojo.

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